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Trastornos de ansiedad

¿Qué son los trastornos de ansiedad?
Todos sabemos lo que es sentir ansiedad-esas “mariposas” que siente en su estómago antes de su primera cita, los “nervios” que tenemos antes de dar un discurso, el sudor en la palma de las manos y el galope del corazón que frecuentemente acompañan las situaciones desafiantes o peligrosas. Estas emociones son normales.

¿Pero que pasa cuando se siente ansiedad la mayoría del tiempo o solamente en circunstancias específicas? ¿Qué pasa cuando ni siquiera puede encontrar la razón por la que se siente de esta manera? ¿Qué pasa si usted evita ciertas rutinas o actividades diarias en un esfuerzo por dominar las emociones estresantes que estas le causan? ¿Qué pasa si simplemente su propio nerviosismo le “paraliza”? Frecuentemente, así es la vida para aquellas personas que sufren de un grupo de enfermedades mentales con base biológica que se conoce como trastornos de ansiedad.

¿Cuáles son los diferentes tipos de trastornos de ansiedad?

Trastorno de pánico
Las personas que sufren del trastorno de pánico tienen ataques de pánico recurrentes e inesperados-episodios de miedo e incomodidad extrema que comienzan en forma abrupta y aumentan rápidamente hasta llegar a un pico, normalmente en diez minutos. Los ataques de pánico están caracterizados por síntomas físicos como palpitaciones, sudor, temblores, falta de aire, sensación de ahogo, dolor de pecho, náusea, mareo, desorientación, miedo a perder el control o a morir, adormecimiento, escalofrío y sofocos. Asimismo, los ataques de pánico normalmente vienen acompañados de una sensación de peligro inminente y del fuerte deseo de escapar. Los ataques pueden ser provocados por eventos desencadenantes específicos o pueden surgir “de la nada”. La frecuencia de los ataques tiende a variar según la persona.

Para que la persona reciba el diagnóstico de un trastorno de pánico, sus ataques deben estar seguidos de por lo menos un mes de preocupación constante de tener más ataques, debe tener la preocupación de por qué sintió los ataques y lo que significan (los miedos de tener una enfermedad física seria o de estar “perdiendo la cabeza” son comunes), o bien, deben presentar un cambio significativo en el comportamiento causado por los ataques (muchas personas sienten la necesidad de evitar ciertas situaciones o de retirarse se ambientes específicos).

El trastorno de pánico se diagnostica con más frecuencia en mujeres que en hombres y, aunque la edad de su comienzo varia considerablemente, es más común que se sienta por primera vez entre la adolescencia tardía y después de los 35 años de edad. Hasta la mitad de las personas a las que se les diagnostica un trastorno de pánico también sufren de agorafobia (ver a continuación).

Fobias
Se definen como el miedo exagerado, involuntario e irracional a situaciones o cosas en particular. Generalmente, las fobias se dividen en tres tipos.

  • Fobia específica (o simple)
    Esta fobia es provocada por un objeto o una situación específica como volar, alturas, agujas o serpientes. Las fobias específicas generalmente son más comunes en mujeres que en hombres y casi siempre aparecen por primera vez durante la niñez.
  • Fobia social (trastorno de ansiedad social)
    Esta fobia en particular se limita específicamente a situaciones sociales. Se caracteriza por un miedo extremo a encontrarse o conocer nuevas personas o de ser avergonzado, humillado o juzgado por los demás. Parece ser que la fobia social se diagnostica igualmente en hombres y mujeres. Generalmente aparece por primera vez durante la adolescencia y a veces surge por antecedentes de timidez durante la niñez. Para que se haga el diagnóstico de una fobia específica o social se requiere que cuando la persona esté expuesta al objeto o la situación a la que tiene miedo, sienta ansiedad (frecuentemente tomando la forma de ataques de pánico), que la persona que sufre la fobia reconozca la naturaleza irracional de su miedo y que la ansiedad causada por la fobia afecte negativamente su l estilo de vida.
  • Agorafobia
    Las personas que sufren de agorafobia sienten un miedo intenso de quedar atrapados en lugares y situaciones o de no poder encontrar ayuda si tienen un ataque de ansiedad o pánico. Los miedos de las personas que sufren este tipo de fobia frecuentemente se relacionan con estar solo en un lugar abierto o en medio de una multitud. Frecuentemente, las personas que sufren agorafobia evitan estas situaciones por completo ya que les causan mucho miedo o ansiedad.

Es importante recordar que todos tenemos ciertos miedos y a veces sentimos timidez y ansiedad pero que las fobias que se diagnostican causan trastornos severos.

Trastorno obsesivo-compulsivo (OCD, siglas en inglés)
El trastorno obsesivo-compulsivo es un trastorno de ansiedad caracterizado por pensamientos o imágenes persistentes, intrusivos e inadecuados (obsesiones) y comportamientos repetitivos que la persona siente que debe hacer (compulsiones). Las obsesiones comunes incluyen miedo a contaminarse, fijación en números que traen suerte o que alejan a la suerte, miedo de que la persona o los demás están en peligro, necesidad de mantener el orden y la exactitud y dudas excesivas. Las compulsiones más comunes que se realizan en respuesta ritualista a estas obsesiones incluye lavarse las manos, contar y acumular y arreglar cosas.

Aunque la mayoría de las personas a veces tienen este tipo de ideas y comportamientos, se considera que el trastorno obsesivo-compulsivo ocurre cuando estas obsesiones y compulsiones se tienen durante más de una hora todos los días y se presentan de una manera que trastornan la vida de la persona o le causa una ansiedad muy grande.

Este trastorno se presenta en la misma proporción en hombres y mujeres, pero frecuentemente aparece más temprano en hombres. Por lo general, el trastorno comienza en la adolescencia o en la juventud aunque es posible que comience durante la niñez.

Trastorno de estrés postraumático (PTSD, siglas en ingles)
Si una persona sufre o es testigo de un evento violento o trágico que causó miedo, impotencia y horror intensos, a veces esa persona puede sufrir del trastorno de estrés postraumático. Los eventos que frecuentemente producen este trastorno son violación, guerra, desastres naturales, abuso y accidentes serios. Aun cuando es común pasar por breves estados de ansiedad o depresión después de tales acontecimientos, las personas que sufren de trastorno de estrés postraumático vuelven a vivir la experiencia traumática una y otra vez en la forma de pesadillas, alucinaciones o “flashbacks”; esas personas evitan todo lo que esté asociado con el evento (y frecuentemente se notan algo “desconectadas”); también se muestran más excitables (es decir, tienen dificultades para dormir y para concentrarse, presentan irritabilidad, están muy alertas y nerviosas).

Para que la persona reciba el diagnóstico de trastorno de estrés debe presentar síntomas durante más de un mes y no ser capaz de realizar las funciones cotidianas de la manera que lo hacían antes que sucediera el evento. Este trastorno generalmente aparece dentro de un período de tres meses de la situación traumática pero en algunas circunstancias puede salir a la superficie meses y hasta años después. El trastorno de estrés postraumático puede presentarse a cualquier edad.

El trastorno de estrés agudo es similar al trastorno de estrés postraumático. También aparece como respuesta a un evento traumático y sus síntomas son el revivir la situación, evitar situaciones relacionadas con el evento y gran excitabilidad. Sin embargo, existen dos diferencias principales entre estos dos trastornos. Primero, el trastorno de estrés agudo tiene un elemento mayor de desasociación-es decir, las personas que sufren de este padecimiento se sienten desasociadas o desconectadas de la realidad y a veces, hasta pueden presentar amnesia. La otra gran diferencia entre estos dos trastornos es el período de tiempo en que se presentan los síntomas. El trastorno de estrés agudo sólo se diagnostica si la perturbación se presenta dentro de un período de cuatro semanas de la situación traumática y si dura como mínimo dos días y como máximo cuatro semanas. Lo que muchas veces se piensa al principio que es el trastorno de estrés agudo, con el tiempo recibe el diagnóstico de trastorno de estrés postraumático.

Trastorno de ansiedad generalizada (GAD, siglas en inglés)
Las personas que sufren de trastorno de ansiedad generalizada presentan ansiedad y preocupación excesivas sobre eventos o actividades cotidianas. Asimismo, la ansiedad que se presenta con este trastorno es difícil de controlar y causa complicaciones notables en situaciones de trabajo y sociales. Los síntomas físicos del trastorno incluyen tensión nerviosa, fatiga, dificultad para concentrarse, irritabilidad, tensión muscular y problemas para dormir. Para recibir el diagnostico de trastorno de ansiedad generalizada, la persona debe presentar este tipo de ansiedad excesiva la mayoría de los días durante un período de seis meses o más.

La mayoría de las personas que sufren este trastorno dicen haberse sentido ansiosas durante toda la vida y el trastorno aparece por primera vez durante la niñez o la adolescencia; no obstante, el comienzo de este trastorno en adultos es común.

Otros trastornos de ansiedad
Ciertas personas pueden sentir ansiedad en respuesta a un padecimiento médico general o como resultado del abuso de drogas y/o alcohol. Otras presentan señales de trastornos de ansiedad particulares sin llenar los requisitos de un diagnóstico formal.

¿Con qué frecuencia se presentan los trastornos de ansiedad?
Los trastornos de ansiedad son las enfermedades mentales más comunes en Estados Unidos. Se calcula que estos trastornos cerebrales serios afectan anualmente a más de 20 millones de estadounidenses (aproximadamente una de cada nueve personas).

¿Los trastornos de ansiedad están asociados con otros trastornos?
Definitivamente. Es muy común que un trastorno de ansiedad se presente con uno o varios más. Además, las personas que sufren de trastornos de ansiedad, frecuentemente también sufren de depresión, trastornos relacionados con el consumo de drogas y alcohol y/o trastornos del apetito. De hecho, se calcula que más de la mitad de las personas que recibe el diagnóstico de trastorno de pánico u obsesivo-compulsivo también presentan depresión.

¿Qué causa los trastornos de ansiedad?
Parece ser que hay varios factores que contribuyen a que se presenten este tipo de trastornos. Muchas de las investigaciones más recientes sugieren que estos trastornos se presentan en familias y son causados por la química del cerebro de la persona. Ciertas experiencias de la vida y la personalidad también se cree son factores que afectan las probabilidades de sufrir un tipo de trastorno de ansiedad.

¿Cómo se puede dar tratamiento a los trastornos de ansiedad?
Existen tratamientos eficaces para los trastornos de ansiedad-las personas que presentan síntomas deben consultar a su médico y no se deben sentir condenada a vivir con la enfermedad. Aun cuando los síntomas de varios trastornos pueden ser diferentes, tanto los medicamentos como la psicoterapia han demostrado ser eficaces para aliviar muchos de los problemas a los que se deben enfrentar las personas que sufren de estas enfermedades.

Los medicamentos más comunes que se utilizan para dar tratamiento a los trastornos de ansiedad son los antidepresivos y las benzodiazepinas. Existe una variedad de medicamentos de estos dos tipos que han sido muy útiles por lo que si se cree que un medicamento en particular no está funcionando, hay otros a su disposición. Además muchos nuevos fármacos están por llegar. Como siempre, la persona debe hablar con su médico sobre cualquier pregunta o inquietud que tenga sobre los medicamentos.

Otros recursos de información sobre los trastornos de ansiedad:
También de NAMI
NAMI tiene disponible folletos gratuitos que incluyen detalles sobre el trastorno de pánico y el trastorno obsesivo-compulsivo y otras hojas informativas sobre el trastorno de estrés postraumático, trastornos de ansiedad en niños y adolescentes, trastorno obsesivo-compulsivo en niños y adolescentes y muchos de los medicamentos específicos que se utilizan para tratar los trastornos de ansiedad. Este material está disponible llamando a nuestra Línea de ayuda gratuita al 800/950-NAMI (6264). También recomendamos que visite nuestro Sitio Web (www.nami.org) para obtener más información y noticias (Información en inglés).

*Esta informacion fue proporcionada por La Voz Nacional de Salud Mental

Trastorno de pánico

¿Qué está sucediendo?

  • Imagínese que entra a un elevador y de repente su corazón comienza a palpitar aceleradamente, siente un dolor en el pecho, comienza a sudar frío y siente que el elevador se va a caer y estrellarse contra el suelo. ¿Qué está sucediendo?
  • Imagínese que está manejando de regreso a casa después de ir al supermercado y de repente todo parece estar fuera de control. Siente bochornos. Todo a su alrededor se vuelve borroso y no sabe en donde está. Siente que se está muriendo. ¿Qué está sucediendo?

Lo que está sucediendo es un ataque de pánico, una respuesta de pánico incontrolable ante situaciones comunes y que no representan peligro alguno. Los ataques de pánico pueden indicar que alguien sufre del trastorno de pánico.

¿Qué es el trastorno de pánico?

Se dice que las personas que sufren cuatro o más ataques de pánico en un período de cuatro semanas sufren del trastorno de pánico. Se puede diagnosticar este padecimiento si la persona sufre menos de cuatro episodios de pánico en ese mismo lapso de tiempo pero que vive con el miedo frecuente o constante de sufrir otro ataque.

Para que se le diagnostique trastorno de pánico, la persona debe sentir por lo menos cuatro de los siguientes síntomas durante un ataque: sudores, bochornos o escalofríos, sensación de ahogo, palpitaciones aceleradas, dificultad para respirar, temblores, dolor en el pecho, sensación de desmayo, adormecimiento de las extremidades, náuseas, desorientación o sensación de morir, de que está perdiendo el control o perdiendo la razón.

Los ataques de pánico pueden sucederle a cualquiera y pueden ser causados por desequilibrios químicos u hormonales, drogas o alcohol, estrés u otros eventos. La gente muchas veces los confunde con ataques cardíacos, enfermedades del corazón o problemas respiratorios.

¿Qué son las fobias?

Las fobias son miedos irracionales e involuntarios a situaciones o cosas comunes (o respuestas a esas situaciones o cosas). Las personas que tienen fobias pueden también sufrir ataques de pánico cuando se enfrentan a la situación o se acercan al objeto que les hace sentir el terror. El “trastorno fóbico” es parte del amplio campo de los trastornos de ansiedad.

Las fobias se dividen en tres tipos:

Fobia específica (simple): miedo irracional a circunstancias u objetos específicos como embotellamientos de tránsito o serpientes.

Fobia social: miedo extremo a parecer tonto o estúpido o a no ser aceptado en público, lo que hace que la persona evite eventos o áreas públicas.

Agorafobia: miedo intenso de sentirse atrapado en una situación, especialmente en lugares públicos que se combina con el abrumante miedo de sufrir un ataque de pánico en un lugar desconocido. La palabra agorafobia en griego significa literalmente “miedo a la plaza pública”.

Por lo general, las fobias son padecimientos angustiantes crónicos (a largo plazo) que no permiten que la persona realice actividades normales o vaya a lugares ordinarios y pueden causar serios problemas como la depresión. De hecho, por lo menos la mitad de las personas con fobias y trastornos de pánico también sufren de depresión. El alcoholismo, la pérdida de productividad, los secretos y los sentimientos de vergüenza y baja autoestima con frecuencia aparecen cuando se tiene esta enfermedad. Para algunas personas es imposible salir o hacer algo fuera de sus casas sin la ayuda de alguien en quien confíen.

¿Qué significa “tenerle miedo al miedo”?

Muchas de las personas que sienten fobias o trastorno de pánico le “tienen miedo al miedo” o se preocupan de cuándo les va a dar el ataque siguiente. El miedo a sufrir más ataques de pánico puede hacer que la persona lleve una vida muy limitada. Las personas que tienen ataques de pánico con frecuencia comienzan a evitar las cosas que creen desencadenan sus ataques y dejan de hacer las cosas que antes hacían o dejan de ir a los lugares que antes frecuentaban.

¿Yo soy la única persona?

Se calcula que del 2 al 5 por ciento de los estadounidenses sufren de trastorno de pánico, de manera que usted no está solo si tiene los síntomas anteriores. Por lo general, el trastorno de pánico ataca por primera vez entre los 20 y 25 años. La angustia severa, por ejemplo, la que se siente con la muerte de un ser querido, puede generar ataques de pánico.

Un estudio realizado en 1986 por el Instituto Nacional de Salud Mental mostró que del 5.1 al 12.5 por ciento de las personas encuestadas habían sentido fobias en los seis meses anteriores al estudio. Los investigadores calcularon que 24 millones de estadounidenses sufrirán alguna fobia en algún momento de su vida.

Las fobias son los principales trastornos psiquiátricos en mujeres de todas la edades. Una encuesta mostró que el 4.9 por ciento de las mujeres y el 1.8 por ciento de los hombres sufren de trastorno de pánico, agorafobia u otras fobias.

¿Qué causa el trastorno de pánico?

En verdad nadie sabe qué es lo que causa el trastorno de pánico, pero se están investigando ciertas teorías. Al parecer este trastorno se presenta en familias, lo que sugiere que por lo menos tiene una base genética. Algunas teorías sugieren que el trastorno de pánico forma parte de una ansiedad más generalizada en las personas que sufren ataques de pánico o que la ansiedad de separación severa puede transformarse en el trastorno de pánico o en fobias, más comúnmente la agorafobia.

Las teorías biológicas sugieren que podrían haber defectos físicos en el sistema nervioso de la persona. Por lo general, la hipersensibilidad del sistema nervioso, o un desequilibrio químico repentino podría generar los ataques de pánico. La cafeína, el alcohol y otros agentes también podrían desencadenar los síntomas. También hay teorías que sugieren que las personas que sufren ataques de pánico podrían tener dificultades para metabolizar el lactato, una sustancia que producen los músculos durante el ejercicio.

¿Existe un tratamiento para el trastorno de pánico?

Parece ser que hay más probabilidades de recuperación del trastorno de pánico cuando se usa una combinación de tratamientos para reducir los síntomas. La mayoría de las veces se administran medicamentos para bloquear los ataques de pánico, y cuando se usan junto con la terapia cognitiva o del comportamiento, con frecuencia, la persona supera sus miedos y recupera su vida normal.

Por otra parte, aunque del 75 al 90 por ciento de las personas que reciben tratamiento muestran mejorías significativas, solamente cerca de una cuarta parte de las personas afectadas por este padecimiento buscan el tratamiento adecuado.

La terapia cognitiva se usa para ayudar a la persona a pensar y comportarse adecuadamente. Los pacientes aprenden a hacer que el objeto o la situación que provoca el miedo se vuelva menos amenazante a medida que se exponen a ella hasta que, poco a poco se acostumbran. Los familiares y amigos pueden ayudar mucho en este proceso si ofrecen su apoyo y aliento.

Los medicamentos son más eficaces cuando se administran como parte de un plan de tratamiento general que incluye terapia de apoyo. Los antidepresivos y ansiolíticos son los medicamentos que producen los mejores resultados, aunque los betabloqueadores, los cuales limitan la actividad de las neuronas, son muy útiles para controlar las fobias sociales. Pregunte a su doctor sobre estos medicamentos o algunos otros que le pudieran ayudar.

Las costumbres saludables también podrían ayudar a las personas a superar el trastorno de pánico. El ejercicio, una dieta adecuada y balanceada, el consumo moderado de cafeína y alcohol y aprender cómo reducir el estrés son muy importantes.

Y recuerde que la familia, los amigos y demás personas que tienen o saben de su enfermedad le pueden ayudar, así que cuénteles sobre su tratamiento y cómo ellos le pueden ayudar.

*Esta informacion fue proporcionada por La Voz Nacional de Salud Mental

Depresión Bipolar

¿Qué es la depresión bipolar?

La depresión bipolar, o psicosis maniacodepresiva, es un grave problema mental que causa cambios drásticos en el comportamiento y funcionamiento de la persona.  Esta enfermedad que afecta a 2.3 millones de estadounidenses adultos, o al 1.2% de la población, puede ser hereditaria, y afecta tanto a hombres como a mujeres.  La depresión bipolar se caracteriza por desarrollar secuencias de manía y depresión que pueden durar días o meses.  Es una enfermedad crónica que generalmente tiende a ser vitalicia.  Desarrolla secuencias repetitivas que comienzan en la adolescencia, y ocasionalmente en la niñez.  Comúnmente, el tratamiento para la depresión es vitalicio, y la evolución entre secuencias depresivas es deficiente.  Aquellos que sufren de depresión bipolar pueden tener síntomas de manía y depresión por separado, como también pueden tener los dos a la misma vez.

¿Cuáles son los síntomas de la manía?

La manía es una palabra que explica concretamente cuando la depresión bipolar ya se encuentra en progreso.  Los siguientes comportamientos personales pueden ser síntomas de manía:

  • Sentir una gran alegría, o comportarse enfadadamente
  • Estar hiperenergético e hiperactivo
  • Pensar con mucha más rapidez de lo normal
  • Hablar en demasía y más rápido de lo normal
  • Tener planes ambiciosos e imponentes
  • Mostrar mal juicio
  • Tener un alto nivel de actividad e interés sexual
  • Sentir necesidad de suprimir el sueño

¿Cuáles son los síntomas de la depresión?

La otra fase de la depresión bipolar es la depresión.  Los siguientes comportamientos personales pueden ser síntomas de la depresión:

  • Mostrar un comportamiento apático o depresivo
  • Poseer un bajo nivel de actividad y energía
  • Mostrar inquietud y enfado
  • Tener pocos pensamientos y no pensar de manera coherente
  • Ser breve a la hora de hablar y hacerlo con más lentitud de lo normal
  • Estar menos interesado en participar, y disfrutar menos de las actividades que comúnmente se disfrutan con intensidad
  • Poseer un bajo nivel de actividad e interés sexual
  • Sentir desesperanza e impotencia emocional
  • Sentirse inútil y culpable
  • Poseer una perspectiva pesimista
  • Pensar en la posibilidad de suicidarse
  • Cambiar abruptamente su hábito alimenticio (Ya sea comer más o menos de lo que comúnmente se ingiere)
  • Alterar las secuencias de sueño (ya sea dormir más o menos de lo que comúnmente se duerme)

¿Qué es un estado mixto?

Un estado mixto es cuando los síntomas de manía y depresión ocurren a la misma vez.  Durante un estado mixto, un comportamiento depresivo acompaña a una secuencia maniaca.

¿Qué es una secuencia repetitiva?

A veces las personas pueden experimentar un alto nivel de secuencias depresivas.  Cuando cuatro o cinco secuencias ocurren en un periodo de 12 meses, se dice que el individuo tiene depresión bipolar con secuencia repetitiva.  Ésta ocurre con más frecuencia entre las mujeres.

¿Cuáles son las causas de la depresión bipolar?

Mientras aún se desconoce la principal causa de la depresión bipolar, la mayoría de investigadores creen que ésta es el resultado de un desequilibrio químico en algunas partes del cerebro.  Evidencias alternas indican que la enfermedad es el resultado de deterioros de la función de las sendas indicadoras intracelulares (el mecanismo dentro de los nervios) en áreas específicas del cerebro.  Los científicos han encontrado evidencia de una predisposición genética a la enfermedad.  Un área activa de investigación trata de comprender cuáles son los genes que indican la susceptibilidad de desarrollar la enfermedad.  La depresión bipolar tiende a ser hereditaria, y parientes de alguien que sufre de esta enfermedad están propensos a ser afectados por la misma.  Eventos como la trágica pérdida de un familiar, una enfermedad crónica, el consumo de medicinas lícitas e ilícitas, o problemas económicos, ocasionalmente pueden comenzar la secuencia depresiva en algunas personas que tienen una predisposición a la enfermedad.  Otros factores, como el tratamiento para la depresión con un antidepresivo e insomnio, pueden influenciar a que la manía evolucione.  El hipotiroidismo puede producir depresión o inestabilidad en el comportamiento del individuo.  Es importante señalar que las secuencias de depresión bipolar pueden y frecuentemente ocurren sin que algún factor obvio esté presente.

¿Cómo se puede tratar la depresión bipolar?

En cuanto aún no hay cura para la depresión bipolar, ésta es tratable.  Después de un preciso diagnóstico, la mayoría de estas personas pueden someterse a un tratamiento, y evolucionar exitosamente.  La medicación es una parte esencial para que aquellas personas que sufren de depresión bipolar, tengan un buen tratamiento.  El tratamiento de manutención con un tranquilizante les reduce substancialmente a muchas personas la gravedad y el número de secuencias.  Cuando secuencias de manía o depresión ocurren, éstas requieren tratamiento adicional.  Además, las terapias psicosociales, como la terapia cognoscitiva de comportamiento, la terapia interpersonal, la terapia familiar, y la de psicoeducación, son importantes para ayudar a que las personas comprendan la enfermedad y desarrollen habilidades para lidiar con los factores que pueden comenzar las secuencias de depresión bipolar.  Durante las distintas fases de la enfermedad, los cambios de medicamentos y de dosis pueden ser necesarios, como también los cambios de métodos de tratamiento.

Medicamentos utilizados para tratar la manía.  Los medicamentos comúnmente utilizados para tratar las secuencias de manía de depresión bipolar son llamados calmantes, entre ellos están el litio (Eskalith o Lithobid) y sodio de divalproex(Depakote).

  • El litio ha sido utilizado durante mucho tiempo como primera opción de tratamiento para la manía aguda que poseen las personas con depresión bipolar.  Litio es efectivo para prevenir las secuencias de manía y tratarlas después que comenzaron.  Sin embargo, para algunas personas, éste es un medicamento inefectivo; y para otros, el litio contiene una variedad de efectos secundarios que pueden hacer que el medicamento sea una opción indeseada para implementarlo en un tratamiento.
  • Depakote es un anticonvulsivo que desde 1983, es utilizado para tratar la epilepsia, pero que en 1985, fue aprobado como una opción para tratar las secuencias de manía de depresión bipolar.  Depakote parece ser tan efectivo como ellitio para tratar la manía, y tiene pocos efectos secundarios.  Sin embargo, ésto no indica que depakote sea el medicamento apropiado para las personas con que posean un historial de problemas renales.
  • Otros medicamentos anticonvulsivos que han sido utilizados para tratar la manía son la lamotrigina (Lamictal), el cual fue recientemente aprobado por el Ministerio de Nutrición y Medicamentos (Food and Drug Administration) para el tratamiento de la depresión bipolar, la cabamazepina (Tegretol), y el topiramate (Topamax).  Sin embargo, estos dos últimos tienen efectos secundarios, y no han sido oficialmente aprobados por el Ministerio de Nutrición y Medicamentos para el tratamiento de la depresión bipolar.
  • La manía puede ser tratada perspicazmente con medicamentos antipsicóticos.  Algunos de estos medicamentos son laolanzipina (Zyprexa), que es un medicamento aprobado por el Ministerio de Nutrición y Medicamentos para el tratamiento de la manía aguda.

Medicamentos utilizados para tratar la depresión.  Posiblemente las personas que sufren de depresión bipolar necesiten tratamiento adicional con un antidepresivo durante las secuencias depresivas.  Los médicos usualmente recetan un antidepresivo solo después que el paciente haya recibido una dosis terapéutica de litio, o un tranquilizante anticonvulsivo.  Usualmente se hace ésto para evitar la aparición de la manía.  Las investigaciones indican que los tranquilizantes pueden evitar que los antidepresivos produzcan manía.  Los antidepresivos alivian la depresión y mejoran el comportamiento, aunque usualmente tienen un lapso de tres a cuatro semanas para que tengan efecto.  En algunas ocasiones, una variedad de dosis y antidepresivos serán probados antes de encontrar el medicamento adecuado para el paciente.

  • Hay bastantes antidepresivos utilizados para tratar la depresión, entre éstos están los antidepresivos tricíclicos tales como los inhibidores de la monoamina oxidasa, los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, y los antidepresivos más recientes que funcionan de distintas maneras.  Estadísticas recientes indican que el anticonvulsivolamotrigina (Lamictal) puede tener efectos antidepresivos en la depresión bipolar.  Una vez más, es importante enfatizar que el tratamiento contra la depresión en una psicosis maniacodepresiva sin un tranquilizante puede influenciar a que ocurra una secuencia maniaca.
  • Los clientes (personas a las que la Asociación para la Salud Mental del Condado de Passaic les brinda un servicio) y sus familias deben tener cautela durante los primeros ciclos del tratamiento cuando los niveles de energía, y la habilidad para responder retornan antes que el comportamiento mejore.  En ese momento que es más fácil decidir, pero que la depresión aún es severa, el riesgo de cometer suicidio puede incrementar de manera transitoria.

¿Cuáles son los efectos secundarios de los medicamentos utilizados para tratar la depresión bipolar?

Todos los medicamentos tienen efectos secundarios.  No todos los medicamentos producen los mismos efectos secundarios, y tanto el nivel de gravedad, como la cifra de efectos secundarios varían por persona.  Frecuentemente, los efectos secundarios pueden ser tratados si se cambia la dosis del medicamento, éste mismo, o si se tratan los efectos secundarios con un medicamento adicional.

Los efectos secundarios de los medicamentos utilizados para tratar la manía.

  • Los efectos secundarios del litio son: estar con las manos temblorosas, estar constantemente sediento, orinar con frecuencia, y tener problemas de memoria.  Con frecuencia, los efectos secundarios son menos graves cuando el cuerpo ya se haya ajustado al medicamento.  Usualmente le toma al cuerpo pocas semanas para hacer ésto.
  • Una persona que tiene las manos temblorosas puede ser tratada con medicación adicional.  La baja función tiroidea se puede tratar con suplementos tiroideos.  Para algunas personas, el tratamiento a largo plazo con litio puede desarrollar problemas renales.
  • Típicos efectos secundarios de los tranquilizantes anticonvulsivos son: nauseas, soñolencia, mareo y estremecimiento físico.  Las personas que toman calmantes anticonvulsivos están propensas a desarrollar severas complicaciones de células blancas, de plaquetas sanguíneas, y renales.  Es por esta razón que las pruebas de sangre que determinan el funcionamiento del riñón y de las células sanguíneas pueden ser un factor importante cuando se implementen estos medicamentos en el tratamiento.

Efectos secundarios de los medicamentos utilizados para tratar la depresión.  Casi la mitad de las personas que toman antidepresivos sufren leves efectos secundarios durante las primeras semanas del tratamiento.

  • Los efectos secundarios comunes de los antidepresivos tricíclicos son: sentir constipación, problemas de la vejiga, mareos, soñolencia, tener problemas sexuales, visión borrosa, labios secos, sarpullidos, subir y bajar de peso.
  • Las personas que toman inhibidores de la monoamina oxidasa necesitan tener cuidado al comer alimentos que sean ahumados, fermentados, o encurtidos.  Tomar ciertas bebidas, o medicamentos puede causar que el paciente desarrolle una alta presión sanguínea si es que lo hace cuando está en el mismo proceso de medicación.  Los inhibidores de la monoamina oxidasa también tienen otros efectos secundarios que son menos graves.
  • Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, y los antidepresivos más recientes tienen pocos, y variados efectos secundarios.  Algunos de éstos son: diarrea, nauseas, nerviosismo, insomnio, sarpullidos, cansancio  problemas sexuales, pérdida o ganancia de peso.

Esta información ha sido proveída por la Alianza Nacional para el Mentalmente Discapacitado.

Trastorno por déficit de atención con hiperactividad

¿Qué es el trastorno por déficit de atención con hiperactividad?
El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (ADHD, siglas en inglés) se caracteriza por falta de atención, hiperactividad e impulsividad. Es el trastorno del comportamiento que más se diagnostica en la infancia y se calcula que afecta de un 3% a un 5% de los niños en edad escolar.

Aunque generalmente el ADHD se diagnostica durante la infancia, no es un trastorno que afecte sólo a los niños-muchas veces se prolonga hasta la adolescencia y a etapas posteriores y frecuentemente no se diagnostica hasta muchos años después.

¿Cuáles son los síntomas del ADHD?
A decir verdad, existen tres tipos de ADHD, cada uno con síntomas diferentes: en el primero predomina la inatención; en el segundo predomina el aspecto hiperactivo-impulsivo y el tercero es una combinación de los anteriores.

Las personas con ADHD en el que predomina la inatención frecuentemente:

  • tienen dificultad para poner atención a los detalles o cometen errores torpes en los deberes de la escuela, trabajo y otras actividades
  • tienen dificultad para fijar su atención en las labores o las actividades de recreación que están haciendo
  • parecen no escuchar cuando se les habla directamente
  • no siguen instrucciones y no terminan los deberes de la escuela o del trabajo ni sus actividades
  • tienen dificultad para organizar tareas y actividades
  • evitan, les disgusta o se niegan a participar en tareas que exigen un esfuerzo mental sostenido
  • se les pierden cosas que son necesarias para realizar tareas o actividades
  • se distraen fácilmente con estímulos externos
  • son olvidadizos en sus actividades diarias

Las personas con ADHD en el que predomina el aspecto hiperactivo-impulsivo frecuentemente:

  • juguetean con las manos o los pies o no se quedan quietos en su asiento
  • se levantan de su asiento cuando la situación exige que se queden sentados
  • se mueven excesivamente o se sienten inquietos en situaciones en la que esto no es lo adecuado
  • tienen dificultad para realizar actividades de recreación sin hacer mucho ruido
  • están siempre en movimiento o actúan como si tuvieran un motor
  • hablan excesivamente
  • responden impulsivamente antes que se termine de formular la pregunta
  • tienen dificultad para esperar su turno
  • interrumpen o molestan a los demás

Las personas con ADHD de tipo combinado, el tipo más común de ADHD, padecen de una combinación de los síntomas de déficit de atención y de hiperactividad / impulsividad.

¿Qué se necesita para diagnosticar el ADHD?
El diagnóstico del ADHD se da cuando la persona presenta por lo menos 6 síntomas de las listas anteriores, comenzando algunos antes de los 7 años, y además presenta una clara disfunción en por lo menos dos situaciones: casa y escuela o casa y trabajo. Además debe haber clara evidencia de una disfunción clínica significativa en lo social, académico o laboral.

¿Qué tan común es el ADHD?
El ADHD afecta a aproximadamente dos millones de niños en EE.UU., o sea, un promedio de 1 niño por aula de escuela. En general, se ha visto que predomina más en varones en una proporción de 3 a 1 con respecto a las mujeres. El ADHD en que se manifiesta la combinación de los síntomas es el más común en varones de edad escolar mientras que el trastorno en el cual predomina el déficit de atención es más común entre chicas adolescentes.

Aunque no existe información científica específica sobre la proporción de ADHD en adultos, este trastorno a veces no se diagnostica hasta la adolescencia o después, y la mitad de las personas con ADHD siguen teniendo síntomas del trastorno durante toda su vida. (Se piensa que las personas adultas a las que se les diagnostica ADHD han tenido elementos del trastorno desde la infancia.)

¿Qué es el ADD ? ¿Es distinto al ADHD?
Es una pregunta cada vez más difícil de responder en forma sencilla. El ADHD, o trastorno por déficit de atención con hiperactividad, es el única término para el diagnóstico clínico de los trastornos que se caracterizan por déficit de atención, hiperactividad e impulsividad que se usa en el libro que se utiliza con más frecuencia para el diagnóstico psiquiátrico. Sin embargo- y es aquí donde se pone difícil-el ADD, o trastorno de déficit de atención es el término que las personas sin conocimiento de medicina, los medios de comunicación, e incluso algunos médicos utilizan más frecuentemente. Algunas personas utilizan el término ADD para incluirlo todo-después de todo, el ADHD es un trastorno de déficit de atención. Otras personas utilizan el término ADD para referirse a las personas en las que predominan los síntomas de falta de atención ya que en ellas no se manifiestan los síntomas de hiperactividad, y por último, algunos utilizan ADD o ADHD indiscriminadamente. En otras palabras, cuando las personas hablan de ADD o ADHD generalmente están hablando de lo mismo, sólo que el único término “oficial” es ADHD.

¿Está el ADHD vinculado a otros trastornos?
Sí. De hecho, síntomas como los del ADHD muchas veces se confunden o se presentan con otros trastornos neurológicos, biológicos y conductuales. Casi la mitad de los niños con ADHD (especialmente los varones) también tienden a padecer de lo que se conoce como trastorno de desafío oposicional, que se caracteriza por un comportamiento negativo, hostil y desafiante. El trastorno de conducta (caracterizado por agresión hacia personas y animales, destrucción de propiedad, engaño, hurto y serias situaciones en las que se rompen las reglas de conducta) se presenta simultáneamente en aproximadamente el 40% de los niños con ADHD. Aproximadamente, ¼ de los niños con ADHD (en su mayoría niños menores y varones) también sufren de ansiedad y depresión. Además, por lo menos 25% de los niños con el trastorno padecen de algún tipo de discapacidad de comunicación o aprendizaje. Existe además un vínculo entre el síndrome de Tourette, un trastorno neurobiológico que se caracteriza por tics motores y vocales, y el ADHD -sólo un pequeño porcentaje de las personas con ADHD tienen también Tourette, pero por lo menos la mitad de los que padecen Tourette también tienen ADHD. Además, los estudios están comenzando a demostrar que síntomas parecidos a los de ADHD a veces son una manifestación del inicio del trastorno bipolar en la niñez.

¿Qué causa el ADHD?
En primer lugar, se debe entender que el ADHD no se debe a problemas de crianza ni tampoco el hecho que se padezca de ADHD significa falta de inteligencia o disciplina.

Existen fuertes pruebas científicas que apoyan las conclusiones que el ADHD es un trastorno con base biológica. Recientemente, los investigadores del Instituto Nacional de Salud Mental utilizaron la tomografía de emisiones tipo positrón (PET Scan, por sus siglas en inglés), y observaron que hay una disminución importante en la actividad metabólica en las regiones cerebrales que controlan la atención, el juicio en situaciones sociales y el movimiento en personas con ADHD, en comparación con la actividad metabólica de los que no padecen del trastorno. Los estudios biológicos también sugieren que los niños con ADHD pueden tener niveles más bajos del neurotransmisor dopamina en regiones críticas del cerebro.

Otras teorías sugieren que el tabaco, el alcohol y los fármacos utilizados durante el embarazo o la exposición a las toxinas en el medio ambiente, el plomo por ejemplo, pueden causar ADHD. Los estudios también apuntan hacia una base genética para el ADHD -el trastorno tiende a manifestarse en familias.

Si bien las primeras teorías señalaban que el ADHD podría ser causado por un pequeño trauma encefálico o daño cerebral debido a alguna infección o complicación durante el parto, se ha comprobado en estudios que esta hipótesis no tiene pruebas suficientes que la apoyen. Los estudios científicos tampoco han verificado que factores en la dieta influyan en la aparición de ADHD, o sean su causa principal.

¿Qué tratamiento existe para el ADHD?
Se han recomendado muchos tratamientos-algunos con buena base científica, otros sin ella-para las personas con el ADHD. Los tratamientos que más se han comprobado son los fármacos y la terapia conductual.

Fármacos
Los estimulantes son los fármacos que se usan con más frecuencia para el trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Los cuatro estimulantes que más se utilizan son el metilfenidato (Ritalin), dextroanfetamina (Dexedrine, Desoxyn), anfetamina y dextroanfetamina (Adderall) y pemolina (Cylert). Estos fármacos aumentan la actividad cerebral, la cual es menor en aquellos con el trastorno, con lo que se aumenta la atención, se reduce la impulsividad, la hiperactividad y/o la agresividad. Los antidepresivos, los sedantes antipsicóticos y el antihipertensivo clonidina, (Catapres) también han demostrado su utilidad en algunos casos.

La reacción al tratamiento varía según el individuo por eso es importante trabajar de cerca y mantener la comunicación con el médico. Algunos efectos secundarios de los estimulantes son la disminución de peso, falta de apetito, problemas para dormir, y en niños, un retraso temporal en el crecimiento. Sin embargo, estos efectos se pueden controlar ajustando la dosis. Se ha comprobado la eficacia de los fármacos en el tratamiento a corto plazo de más del 76% de las personas con ADHD.

Terapia Conductual
También se ha demostrado la eficacia de estrategias de tratamiento, como son, premiar los cambios positivos de comportamiento y explicar claramente lo que se espera de las personas con ADHD. Además es importante que los familiares, maestros o jefes sean pacientes y comprensivos.

Los niños con ADHD pueden también beneficiarse si quienes los atienden se fijan bien en su progreso, adaptando el entorno del aula para satisfacer sus necesidades y utilizando reforzadores positivos. Siempre que sea lo adecuado, los padres pueden trabajar con el distrito escolar para preparar un programa de educación individual (IEP).

Otros tratamientos
Existe otra variedad de opciones de tratamiento (algunas bastante dudosas) para aquellos con ADHD. Entre los tratamientos que no se han comprobado científicamente están la bioautoregulación (biofeedback), dietas especiales, tratamiento antialérgico, megavitaminas, ajustes quiroprácticos y anteojos de colores especiales.

*Esta informacion fue proporcionada por La Voz Nacional de Salud Mental

La Depresión severa

¿Qué es la depresión severa?

La depresión severa es una seria enfermedad cuyos síntomas incluyen humor deprimido, disminución en el nivel de energía y en el interés por la vida, molestias físicas, cambios en los patrones de alimentación y sueño, y pensamiento y movimientos ya sea lentos o agitados. La depresión severa no es una tristeza pasajera. Si no se obtiene tratamiento, los síntomas pueden durar semanas, meses o años, sin embargo, un tratamiento adecuado puede ayudar a la mayoría de las personas que sufren de depresión.

La depresión severa es una enfermedad seria que afecta anualmente a 9.9 millones de adultos en Estados Unidos, el equivalente a aproximadamente el 5% de la población. La depresión severa causa más casos de incapacidad en Estados Unidos que cualquier otra enfermedad. Comparado con el número de casos anuales de trastornos depresivos que se presentan en los hombres (3.2 millones), más del doble (6.7 millones) se presentan en mujeres.

A diferencia de los sentimientos normales y pasajeros de tristeza, pérdida y duelo, la depresión severa continúa y causa serios problemas de pensamiento, comportamiento, estado anímico, actividades y salud en la persona.

Con frecuencia, la depresión severa comienza entre los 15 y 30 años de edad, pero también puede presentarse en niños y ancianos. Todas las personas, independientemente de su edad, grupo étnico o económico, pueden sufrir de depresión. Más de la mitad de las personas que sufren un episodio de depresión seguirán teniendo episodios hasta una o dos veces al año si no reciben tratamiento. Sin tratamiento, una persona con depresión puede llegar al suicidio.

La depresión severa, conocida también como depresión clínica o depresión unipolar, es solamente un tipo de trastorno depresivo. Otros trastornos depresivos incluyen la distimia (una modalidad crónica pero menos severa que la depresión clínica) y el trastorno bipolar (o maniacodepresión). Las personas que sufren de trastorno bipolar, por lo general sufren de episodios alternados de depresión y manía. Durante los períodos de manía, las personas se encuentran en un estado anímico de “exaltación” anormal o se sienten inusualmente irritables. Estas personas podrían tener una opinión de ellas mismas o de sus habilidades extremadamente buena aunque poco realista; puede haber también un aumento marcado de energía, pensamientos furtivos y habla muy rápida.

¿Cuáles son los síntomas de la depresión severa?

El comienzo del primer episodio de depresión severa podría no ser obvio si es gradual o leve, pero la persona por lo general comienza a comportarse y a pensar de una manera muy diferente a lo usual. Frecuentemente los síntomas incluyen:

  • ánimo muy triste o irritable que no mejora
  • cambios muy notables en el patrón de sueño, apetito y energía
  • dificultad para pensar, concentrarse y recordar
  • movimientos físicos lentos o agitación poco usual
  • falta de interés o placer en las actividades que disfrutaba generalmente
  • sentimiento de culpa, de no valer nada, de desesperanza y de un gran vacío
  • ideas repetidas sobre el suicidio o la muerte
  • malestares físicos constantes que no responden al tratamiento, por ejemplo, dolor de cabeza, molestias digestivas y dolor crónico

Cuando se presentan varios síntomas de depresión que duran más de dos semanas y causan problemas para llevar a cabo las actividades diarias, la persona necesita tratamiento profesional.

¿Qué causa la depresión severa?

No existe una sola causa de la depresión severa. Lo más probable es que tanto factores psicológicos y biológicos como ambientales tengan que ver con la causa de este trastorno. Los científicos han descubierto que la depresión severa es un trastorno biológico del cerebro, y los estudios que se han realizado muestran que las personas deprimidas podrían tener algún problema con las sustancias químicas en el cerebro.

La norepinefrina, la serotonina y la dopamina son tres sustancias químicas que se encuentran en el cerebro (se les llama neurotransmisores) que permiten que las neuronas o células cerebrales se comuniquen entre sí. Los científicos creen que estas sustancias podrían tener algo que ver con la depresión severa. Si hay muy poca cantidad de estas sustancias necesarias para el cerebro, se podría presentar la depresión clínica. Los medicamentos antidepresivos son de utilidad porque producen mayores cantidades de la sustancia química necesaria o bien, hacen que esas sustancias funciones con más eficacia.

Los científicos también han descubierto que los genes podrían predisponer a una persona más que a otra a que sufra depresión severa. Cuando la persona tiene familiares que sufren de esta enfermedad, corre un riesgo mayor de también sufrir de depresión. No todas las personas que tienen o han tenido familiares con depresión van a sufrirla, pero algunas personas tienen cierta predisposición biológica que las hace más vulnerables a la depresión.

A veces, las circunstancias de la vida de una persona, por ejemplo, la muerte de un ser querido, una pérdida o un cambio fuerte, el estrés crónico o el abuso de las drogas o el alcohol podría desencadenar la depresión, y también se sabe que hasta algunas enfermedades o medicamentos la pueden causar. No obstante, la depresión puede presentarse sin que haya ninguno de estos factores en la vida de la persona y aunque no haya ninguna crisis o enfermedad física.

¿Cuál es el tratamiento para la depresión severa?

Aunque la depresión severa puede ser una enfermedad devastadora, por lo general responde muy bien al tratamiento. Entre el 80 y 90 por ciento de las personas con depresión severa pueden mejorar mucho, reanudar sus actividades diarias normales y sentirse bien si siguen un buen tratamiento. Hay muchos tratamientos disponibles, pero el más adecuado depende de la persona y de la severidad de la enfermedad.

Existen tres tratamientos básicos para la depresión: los medicamentos, la psicoterapia y la terapia electroconvulsiva (ECT, siglas en inglés). A veces, cada una de estas se utiliza por separado y a veces se combinan según lo que sea mejor para cada persona.

    • Medicamentos. Los problemas con las sustancias químicas del cerebro que llamamos neurotransmisores (como la serotonina, la dopamina y la norepinefrina) se pueden corregir tomando antidepresivos. La mayoría de las veces se recetan los cuatro grupos de antidepresivos siguientes para combatir la depresión:
      • Antidepresivos tricíclicos (TCAs) se usan mucho en casos de depresión severa. Los TCAs mejoran el estado de ánimo y el comportamiento pero por lo general, se necesitan de tres a cuatro semanas para que comiencen a surtir efecto y la persona comience a responder. Estos medicamentos incluyen amitriptilina (Amititril, Elavil), desipramina (Pertofrane, Norpramine), doxepina (Sinequan), imipramina (Antipress, Imavate, Tofranil), nortriptilina (Aventyl, Pamelor) y protriptilina (Vivactyl). <LI<I />>Inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO) con frecuencia son eficaces en personas que no responden a otros medicamentos para la depresión o que tienen depresiones “atípicas” con un alto grado de ansiedad, que pasan mucho tiempo durmiendo, y que tienen características de irritabilidad, hipocondría (se imaginan que tienen una enfermedad física) o fobia (miedo extremo que no es realista). Estos medicamentos incluyen fenelzina (Nardil) y sulfato de tranilcipromina (Parnate).
      • Inhibidores selectivos de la reabsorción de la serotonina (SSRIs) afectan al neurotransmisor llamado serotonina. En general, los SSRIs producen menos efectos secundarios que los TCAs y los IMAO. Estos medicamentos incluyen la fluoxetina (Prozac), sertralina (Zoloft) y paroxetina (Paxil).
      • Inhibidores de la reabsorción de serotonina y norepinefrina (SNRIs) representan un tratamiento útil como primera opción o si otros medicamentos no han surtido un buen efecto. En general, los SNRIs producen menos efectos secundarios que los TCAs y los IMAO. Los SNRI más conocidos son la venlafaxina (Effexor).
      • Bupropion (Wellbutrin) es un antidepresivo más reciente que afecta los neurotransmisores dopamina y norepinefrina. En general, el bupropion produce menos efectos secundarios que los TCAs y los IMAO.
      • Las personas que sufren de depresión severa y sus familiares deben tener mucho cuidado cuando se comienza el tratamiento porque se recuperan los niveles de energía y la capacidad de actuar antes de que mejore el estado anímico. Este es el momento en el que a una persona deprimida se le facilita tomar decisiones – pero sigue deprimida — y el riesgo de suicidio es muy alto.

 

  • Psicoterapia. Existen varios tipos de psicoterapia muy útiles para los casos de depresión, por ejemplo la terapia cognitiva/del comportamiento (CBT) y la terapia interpersonal (IPT). Los casos leves o moderados de depresión se pueden tratar con mucho éxito con cualquiera de estas terapias individualmente, pero en los casos de depresión severa, la persona tiene más probabilidades de responder mejor a una combinación de psicoterapia y medicamentos.
    • Terapia cognitiva/del comportamiento (CBT) ayuda a cambiar los pensamientos y el comportamiento negativos que se observan con la depresión. Enseña a las personas a cambiar los comportamientos que contribuyen a su enfermedad.
    • Terapia interpersonal (IPT) se concentra en mejorar las relaciones personales que pueden empeorar la depresión.
  • Terapia electroconvulsiva (ECT) es un tratamiento altamente eficaz para los episodios de depresión severa, especialmente cuando los medicamentos, la psicoterapia o la combinación de ambos no funciona bien o funciona muy lentamente para aliviar los síntomas como la psicosis o las ideas suicidas.

¿Cuáles son los efectos secundarios de los medicamentos para la depresión?

Todos los medicamentos tienen efectos secundarios y distintos medicamentos tienen efectos secundarios diferentes. Además, en cada persona los efectos secundarios se manifiestan en una forma diferente.

En aproximadamente el 50 por ciento de las personas que toman antidepresivos se presentan algunos efectos secundarios durante las primera semanas del tratamiento, pero estos generalmente son pasajeros o leves. Los efectos secundarios que presentan problemas en particular se pueden controlar cambiando la dosis del medicamento, cambiando a otra medicina o dando tratamiento a los efectos secundarios con otras medicinas.

  • Los efectos secundarios de los antidepresivos tricíclicos (TCAs) incluyen sequedad de la boca, estreñimiento, problemas de la vejiga, problemas sexuales, vista borrosa, mareos, somnolencia, erupciones cutáneas y pérdida o aumento de peso.
  • Los inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO) podrían tener interacciones peligrosas con ciertos alimentos ahumados, fermentados o encurtidos y algunas bebidas o medicamentos específicos porque aumentan la presión arterial cuando se combinan con los IMAO. Otros efectos secundarios menos serios pueden incluir aumento de peso, estreñimiento, sequedad de la boca, mareos, dolor de cabeza, somnolencia, insomnio y efectos secundarios sexuales (problemas de excitación o satisfacción sexual).
  • Los SSRIs y SNRIs tienden a producir menos efectos secundarios, pero pueden causar náuseas, nerviosismo, insomnio, diarrea, erupción cutánea, agitación o efectos secundarios sexuales (problemas de excitación o satisfacción sexual).
  • El Bupropion generalmente causa menos efectos secundarios que los TCAs y los IMAO. Los efectos secundarios que se pueden presentar con este medicamento incluyen agitación, insomnio, dolor de cabeza o empeoramiento de las migrañas, temblores, sequedad de la boca, confusión, frecuencia cardíaca rápida, mareo, náusea, estreñimiento, molestias menstruales y erupción cutánea. El Bupropion (Wellbutrin) se retiró temporalmente del mercado poco después de que se introdujo por primera vez porque algunos pacientes sufrieron convulsiones al tomarlo, pero estudios posteriores demostraron que las convulsiones estaban asociadas principalmente con dosis altas (dosis superiores a la dosis más alta que se recomienda actualmente de 450 mg/día). Otros factores que aumentan el riesgo de tener convulsiones son antecedentes de convulsiones o trauma en el cerebro, trastornos de la alimentación, consumo excesivo de alcohol o tomar otras drogas. Con las nuevas advertencias y las dosis menores que se recomiendan, se ha reducido grandemente la probabilidad de tener convulsiones cuando se toma este medicamento.

*Esta informacion fue proporcionada por La Voz Nacional de Salud Mental

Trastorno de estrés postraumático

¿Qué es el trastorno de estrés postraumático?

El trastorno de estrés postraumático se conoce en inglés por sus siglas PTSD. Es un trastorno de ansiedad que puede surgir después de que una persona pasa por un evento traumático que le causó pavor, impotencia u horror extremo. El trastorno de estrés postraumático puede producirse a raíz de traumas personales (por ejemplo violación, guerra, desastres naturales, abuso, accidentes serios o cautiverio) o por haber presenciado o saber de un acto violento o trágico.

Aunque es común pasar por un breve estado de ansiedad o depresión después de dichos eventos, las personas que sufren de trastorno de estrés postraumático siguen “volviendo a vivir” el trauma; evitan a las personas, los pensamientos o situaciones relacionadas con el evento y tienen síntomas de emociones excesivas. Las personas con este padecimiento sufren estos síntomas durante más de un mes y no pueden llevar a cabo sus funciones como lo hacían antes del suceso traumático. Los síntomas del trastorno de estrés postraumático por lo general aparecen en un período de tres meses de la situación traumática, sin embargo, a veces se presentan meses o hasta años después.

¿Qué tan común es el trastorno de estrés postraumático?

Los estudios sugieren que entre el 2 y el 9 por ciento de la población tiene cierto grado del trastorno. No obstante, la probabilidad de sufrirlo es mayor cuando la persona se ve expuesta a múltiples traumas o a eventos traumáticos durante su niñez y adolescencia, especialmente si el trauma dura mucho tiempo o se repite. Se ven más casos de este trastorno entre la población joven de las ciudades y entre personas que han inmigrado recientemente de países en donde han habido problemas. Parece ser que las mujeres sufren más del trastorno de estrés postraumático que los hombres.

Quizá el grupo de personas que se asocian más con este trastorno es el de los ex-combatientes; antes a este trastorno se le conocía como “neurosis o fatiga de guerra”. La Asociación Americana de Trastornos de la Ansiedad observa que del 15 al 30 por ciento de los tres millones y medio de hombres y mujeres que combatieron en Vietnam han sufrido del trastorno de estrés postraumático.

¿Cuáles son los síntomas del trastorno de estrés postraumático? Aunque los síntomas de las personas que sufren de trastorno de estrés postraumático pueden ser muy diferentes, por lo general se incluyen en las tres categorías siguientes:

  • Repetición de la vivencia – La persona frecuentemente tienen recuerdos o pesadillas repetidas sobre el evento que les causó tanta angustia. Algunos pueden tener “flashbacks”, alucinaciones u otras emociones vívidas de que el evento está sucediendo o va a suceder nuevamente. Otros sufren de gran tensión psicológica o fisiológica cuando ciertos objetos o situaciones les recuerdan el evento traumático.
  • Evasión – Muchas personas con trastorno de estrés postraumático sistemáticamente evitan las cosas que les recuerdan el evento traumático. Esto puede llegar a causar evasión de todo tipo: pensamientos, sentimientos o conversaciones sobre el incidente y también actividades, lugares o personas que les recuerdan el incidente. Otras personas parecen no responder a las cosas o situaciones relacionadas con el evento y no recuerdan mucho sobre el trauma. Estas personas también podrían mostrar una falta de interés en las actividades que les eran importantes antes del evento, se sienten alejadas de los demás, sienten una gama de emociones más limitada y no tienen esperanzas sobre el futuro.
  • Aumento de excitación emocional – Los síntomas de las personas en las que se ve un aumento en la excitación emocional pueden incluir sentir dificultades en quedarse dormido o no poder despertar, irritabilidad o desplantes de rabia, dificultad para concentrarse, volverse muy alertas o cautelosos sin una razón clara, nerviosismo o facilidad para asustarse.

Es importante saber que las personas con trastorno de estrés postraumático con frecuencia consumen alcohol u otras drogas como forma de automedicarse o hacerse sentir mejor. Las personas que tienen este padecimiento también pueden correr un riesgo más elevado de suicidarse.

¿Cuál es el tratamiento para el trastorno de estrés postraumático?

Existen varios tratamientos para este trastorno, y cada persona responde de manera particular. El trastorno de estrés postraumático se puede tratar eficazmente con psicoterapia o medicamentos, o una combinación de ambos.

La terapia del comportamiento se concentra en aprender técnicas de relajación o para sobrellevar la situación. Con frecuencia, esta terapia hace que el paciente se exponga más a la propia situación que le causa miedo como forma de reducir gradualmente su reacción a ella. La terapia cognitiva es el tipo de terapia que ayuda a las personas que sufren del trastorno de estrés postraumático a analizar más de cerca sus patrones de pensamiento y a aprender a dejar de pensar negativamente. La terapia de grupo ayuda a muchas personas con trastorno de estrés postraumático al ponerlas en contacto con otras personas que han pasado por una situación similar y al saber que sus miedos y emociones son comunes.

Frecuentemente se hace uso de medicamentos junto con la psicoterapia. Los antidepresivos y ansiolíticos podrían ayudar a reducir los síntomas como los problemas para dormir (insomnio o pesadillas), depresión y tensión nerviosa.

*Esta informacion fue proporcionada por La Voz Nacional de Salud Mental

La Esquizofrenia

¿Qué es la esquizofrenia?

La esquizofrenia es un trastorno cerebral serio que afecta a aproximadamente 2.2 millones de adultos en Estados Unidos, el equivalente a casi el 1.1 por ciento de la población mayor de 18 años. Por lo general, las primeras señales de la esquizofrenia surgen en la adolescencia o entre los 20 y 30 años de edad.

La esquizofrenia afecta la capacidad de la persona de pensar claramente, controlar sus emociones, tomar decisiones o relacionarse con los demás. La mayoría de las personas que sufren de esquizofrenia tienen síntomas de la enfermedad durante toda su vida, ya sea crónicamente o por episodios. A estas personas se les estigmatiza porque la familia, los amigos y la gente en general con frecuencia no entienden esta enfermedad. La esquizofrenia no es el resultado de una “mala crianza” ni de una debilidad de la persona. Las personas con esquizofrenia no tienen “doble personalidad,” y la mayoría de ellas no son peligrosas ni atacan a los demás cuando reciben el tratamiento adecuado.

¿Cuáles son los síntomas de la esquizofrenia?

No hay un solo síntoma que identifique contundentemente a la esquizofrenia ya que todos sus síntomas también se presentan en otras enfermedades mentales. Por ejemplo, los síntomas psicóticos pueden producirse por consumir drogas o pueden aparecer durante el episodio maníaco del trastorno bipolar. Sin embargo, cuando un doctor observa los síntomas de la esquizofrenia y sigue cuidadosamente el curso de la enfermedad durante seis meses, casi siempre puede diagnosticarla correctamente.

Por lo general, los síntomas de la esquizofrenia se dividen en tres categorías: síntomas positivos, síntomas desorganizados y síntomas negativos.

  • Los síntomas positivos o “psicóticos” incluyen delirios y alucinaciones que ocurren cuando el paciente ha perdido el contacto con la realidad en ciertas maneras importantes. (En este sentido, la palabra positivo no significa bueno, sino que se refiere a los síntomas que normalmente no tiene una persona.)

Los delirios hacen que los pacientes crean que otras personas les están leyendo la mente o están conspirando en su contra; también creen que alguien los está vigilando y amenazando en secreto o que ellos mismos pueden controlar la mente de los demás. Las alucinaciones hacen que la persona oiga o vea cosas que no están presentes o no existen.

  • Los síntomas desorganizados incluyen ideas y habla confusas y comportamiento que no tiene sentido alguno para los demás. Por ejemplo, las personas con esquizofrenia a veces tienen dificultades para hablar formando oraciones coherentes o no pueden llevar una conversación normal con otras personas. Por lo general se mueven más lentamente de lo normal, repiten ademanes o gestos rítmicos o hacen movimientos poco usuales como caminar en círculos o de un lado a otro. A las personas que tienen síntomas también se les podría hacer difícil entender objetos, sonidos o sentimientos y emociones diarias.
  • Los síntomas negativos incluyen embotamiento emocional o falta de expresión, incapacidad de comenzar y terminar actividades, habla breve y aparentemente incoherente y falta de interés y placer en la vida. Por lo tanto, la palabra negativo no se refiere a la actitud de la persona, sino a la falta de ciertas características que normalmente tendría.

¿Cuál es la causa de la esquizofrenia?

Los científicos no conocen todavía la causa específica de la esquizofrenia, pero las investigaciones indican que el cerebro de las personas con este trastorno es diferente del cerebro de las personas que no lo sufren. Al igual que muchas otras enfermedades como el cáncer o la diabetes, la esquizofrenia parece tener su causa en una combinación de problemas que incluyen factores genéticos y ambientales que surgen durante el desarrollo de la persona.

¿Cuál es el tratamiento para la esquizofrenia?

La esquizofrenia no tiene cura pero es una enfermedad que se puede tratar y controlar con mucho éxito. Algunas veces las personas abandonan el tratamiento a causa de los efectos secundarios de los medicamentos, de sus ideas desorganizadas o porque creen que los medicamentos ya no funcionan. Las personas con esquizofrenia que dejan de tomar los medicamentos recetados corren un gran riesgo de recaer en un episodio psicótico agudo.

  • Hospitalización. Las personas que tienen síntomas agudos de esquizofrenia podrían necesitar tratamiento intensivo que incluye su hospitalización. A veces es necesario hospitalizar a la persona para controlar los delirios y las alucinaciones severas, las ideas suicidas serias, la incapacidad de cuidarse a sí mismo o los serios problemas con drogas y alcohol que empeoran los síntomas.
  • Medicamentos. Los medicamentos principales para la esquizofrenia se conocen como antipsicóticos. Losantipsicóticos ayudan a aliviar los síntomas positivos de la esquizofrenia al ayudar a corregir el desequilibrio de las sustancias químicas del cerebro necesarias para la comunicación entre las neuronas. Al igual que con los tratamientos farmacológicos para otras enfermedades físicas, para muchos pacientes que sufren de enfermedades mentales serias podría ser necesario probar varios tipos de antipsicóticos antes de encontrar el medicamento, o la combinación de medicamentos, que funcione mejor.
  • Los antipsicóticos convencionales se introdujeron en la década de los 50 y todos tienen la capacidad similar de aliviar los síntomas positivos de la esquizofrenia. La diferencia entre la mayoría de estos antipsicóticos antiguos y “convencionales” está en los efectos secundarios que producen. Entre los antipsicóticos convencionales están la clorpromazina (Thorazine), flufenazina (Prolixin), haloperidol (Haldol), el tiotixeno (Navane), trifluoperazina (Stelazine), perfenazina (Trilafon) y tioridazina (Mellaril).
  • Nuevos antipsicóticos “atípicos”. En la última década, se han introducido nuevos antipsicóticos “atípicos”. Comparados con los antiguos antipsicóticos “convencionales”, parecen ser igualmente eficaces para reducir los síntomas positivos como las alucinaciones y los delirios. No obstante, los nuevos medicamentos podrían superar a los antiguos en el alivio de los síntomas negativos como el distanciamiento, los problemas con el pensamiento y la falta de energía. Los antipsicóticos atípicos incluyen la risperidona (Risperdal), clozapina (Clozaril), olanzapina (Zyprexa), quetiapina (Seroquel) y ziprasidona (Geodon).
  • Los lineamientos actuales para los medicamentos recomiendan usar uno de los antipsicóticos atípicos (que no sea la clozapina) como el tratamiento de primera línea de los pacientes a los que se les ha diagnosticado la esquizofrenia recientemente. Aunque el cambio a los antipsicóticos atípicos podría no ser lo mejor para todas las personas, los que actualmente toman antipsicóticos convencionales deben preguntar a su doctor si deben cambiarse a los antipsicóticos atípicos, en parte por la disminución en el riesgo de que se presente la discinesia tardía. Las personas que estén pensando en cambiar de medicamentos siempre deben hablar con su doctor para trabajar juntos y determinar cuál es el tratamiento más seguro y eficaz posible.
  • La clozapina fue el primer antipsicótico atípico disponible en los Estados Unidos, y parece ser uno de los más eficaces, en particular para las personas que no han respondido bien a otros medicamentos. Sin embargo, este medicamento disminuye la producción de glóbulos blancos por lo que se debe medir el nivel de glóbulos blancos de la persona cada una o dos semanas. Esta es la razón por la que la clozapina generalmente sólo se administra cuando la persona no responde bien a otros medicamentos o tiene recaídas frecuentes.

¿Cuáles son los efectos secundarios de los medicamentos para la esquizofrenia?

Todos los medicamentos tienen efectos secundarios y distintos medicamentos tienen efectos secundarios diferentes. Además, en cada persona los efectos secundarios se manifiestan en una forma diferente. Los efectos secundarios que presentan problemas en particular se pueden controlar cambiando la dosis del medicamento, cambiándose a otra medicina o dando tratamiento a los efectos secundarios con otras medicinas.

Los efectos secundarios comunes y molestos de todos los medicamentos antipsicóticos que se usan en el tratamiento de la esquizofrenia incluyen sequedad de la boca, estreñimiento, vista borrosa y somnolencia. Algunas personas sufren de disfunción sexual o disminución del deseo sexual, cambios en la menstruación y aumento de peso significativo. Otros efectos secundarios comunes son problemas musculares y motores que incluyen inquietud, entumecimiento, temblores, espasmos musculares y, uno de los efectos secundarios más desagradables y serios, un padecimiento que se llama discinesia tardía.

La discinesia tardía es un trastorno motor que causa movimientos incontrolables de la cara y a veces, sacudidas o retorcimiento de otras partes del cuerpo. Por lo general, este padecimiento aparece después de varios años de tomar medicamentos antipsicóticos y se ve con más frecuencia en adultos mayores.

La discinesia tardía afecta entre el 15 y el 20 por ciento de las personas que toman medicamentos antipsicóticos convencionales. El riesgo de sufrirla es menor en las personas que toman los antipsicóticos nuevos. La discinesia tardía se puede tratar con otros medicamentos o bien, se puede disminuir la dosis del medicamento antipsicótico, si es posible.

  • Rehabilitación psicosocial. Las personas con esquizofrenia que asisten a programas estructurados de rehabilitación psicosocial y siguen su plan de tratamiento, frecuentemente son las que mejor controlan su enfermedad. Un programa psicosocial eficaz para las personas con esquizofrenia severa o que sufren de esta enfermedad mental además del abuso de sustancias, es el programa PACT (Program for Assertive Community Treatment). PACT es un esfuerzo en equipo intensivo que se lleva a cabo en comunidades locales para ayudar a las personas a mantenerse fuera del hospital y llevar una vida independiente. Los profesionales de PACT están disponibles las 24 horas del día, los 7 días de la semana para satisfacer las necesidades de sus clientes en el lugar en donde viven y ofrecerles apoyo en casa al nivel que la persona lo necesite. Estos profesionales trabajan con los clientes para resolver sus problemas, asegurarse de que tomen sus medicinas correctamente y también para ayudarles con los retos que presenta la vida cotidiana, como ir al supermercado y manejar el dinero.

Los programas PACT se encuentran disponibles en cuatro estados y pronto llegarán a otros veinte. Los esfuerzos de PACT han reducido considerablemente las admisiones a los hospitales y han mejorado la calidad de vida de las personas que sufren de esquizofrenia.

*Esta informacion fue proporcionada por La Voz Nacional de Salud Mental